

En la segunda mitad del siglo XVIII la medicina aún estaba poco desarrollada; el diagnóstico casi no existía y la terapéutica se limitaba a la evacuación de los humores alterados, mediante purgantes, vomitivos o sangrías.
En aquella época Samuel Hahnemann, médico alemán nacido en Meissen en 1755, decide abandonar la práctica de la medicina por considerarla inútil, ya que es un poco lo que puede ayudar a sus pacientes con los limitados recursos terapéuticos que no sólo no curaban, sino que muchas veces agravaban las dolencias. Hahnemann se dedica por completo a la traducción de textos de medicina.
En este enlace, podéis leer el libro completo.